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No se puede lograr un gesto arquitectónico llamativo sin la ayuda de todos los componentes del diseño. Diseñar compone todo lo que tiene que ver con el producto final de una edificación u obra de arte. Esta acapara desde lo artístico, hasta lo técnico. El gesto arquitectónico es la evocación del diseño y es responsable de conmover funcional y visualmente al espectador. Ambos términos se complementan uno al otro cuando están reflejados en una estructura.
Diseñar comprende varias disciplinas tales como imaginar, analizar, conceptualizar y ejecutar. La creación de una obra comienza como una imagen mental, luego se debe tomar en cuenta cuán original es y cómo se puede proyectar físicamente. Durante la creación de un diseño se encuentran retos de uso y funcionalidad que hay que tomar en cuenta en todo momento además de la estética. Un buen diseño involucra equitativamente el arte y el tecnicismo.
El gesto arquitectónico no puede existir sin el diseño ya que uno compone y le da vida al otro. Diseñar es una mezcla homogénea de objetividad, creatividad, ingenio, racionalidad, análisis y convergencia. Estos factores hacen única una estructura ya que representa visualmente el proceso de pensamiento y técnica del diseñador o arquitecto. El gesto arquitectónico provoca emociones en sus admiradores, estos sentimientos nacen de la concepción única del diseño de una estructura. No se puede hablar de gesto arquitectónico sin mencionar los factores que conllevan su diseño.
Todo gesto arquitectónico nace de un diseño, pero no todo diseño evoca gesto arquitectónico. Diseñar puede ser parte de cualquier tipo de arte plástica, no tan solo la arquitectura. Una de las metas cuando se diseña arquitectónicamente es crear algo único y diferente que resalte y capture la atención del público. Siertamente, este factor es responsabilidad del gesto arquitectónico.
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